Era de madrugada y desde lo alto de una duna, un grupo de
varones de ropas negras observaba al equipo de los hermanos Namikaze avanzar
por el desierto aun cuando tres de ellos estaban dormidos y prácticamente
cayéndose de los camellos.
— Ese si es fuerte – dijo un
varón pelirrojo y ojos verdes a sus subordinados, al reconocer al único miembro
despierto como aquel varón que dejo ir y pensó que el desierto lo había matado.
Y como si se sintiese observado, Sasuke dirigió su mirada
hacia donde estaba aquel grupo de varones y al reconocerlos también, tuvo un
mal presentimiento.