— Vengan, acérquense por aquí y
bienvenidos a la prisión de Konoha y mi humilde hogar… – dijo un varón gordo y
bajo de estatura cuando los hermanos Namikaze ingresaron a la prisión.
— ¡Dijiste que lo habías conseguido en
una excavación en Getsugakure! – dijo Naruto enfadado y asustado por
encontrarse en este lugar peligroso; se apretó más el brazo de su hermano al
ver a un feo varón guillarle un ojo mientras seguían al varón gordo, que según
les habían dicho era el jefe de la prisión, Saburo.
— Pues me equivoque
— ¡Me mentiste!
— Le miento a todo el mundo, porque te
crees tan especial
— ¡Soy tu hermano!
— Eso te hace más vulnerable
— Memma, ¡Se lo robaste a un ebrio de
la cárcel loca!
— Se le cayó del bolsillo, así que no
creo que sea buena idea – dijo Memma tratando de dar media vuelta pero su
hermano lo detuvo sujetando más el brazo y continuaron caminando detrás del
varón gordo.
— Memma cuando dejaras de ser tan
ridículo – bufo Naruto para luego dirigirse al jefe de la prisión – quiero
saber porque ese varón está en prisión.
— La verdad es que no lo sé, pero oí
que ustedes venían así que se lo pregunte yo mismo – dijo el Saburo mientras se
detenía frente a unas rejas que tenía dos metros más haya una puerta cerrada –
¡Tráiganlo! – dijo el varón a uno de sus subordinados, quien atreves de un
comunicador mando la orden.
— ¿Y que fue lo que le dijo? – le
pregunto Naruto con curiosidad
— Dijo que solamente estaba
buscando…diversión
La puerta antes cerrada se abrió para dejar pasar a dos gigantescos
varones que arrastraban a la fuerza a otro varón y lo arrastraban contra los
barrotes. Naruto al verlo pensó que más parecía un animal que un varón pues el
que sus ropas estén rotas y su pelo completamente despeinado le daban una
imagen de salvaje y peligroso.
— ¿Él es el varón al que le robaste? –
pregunto Naruto a su hermano sin apartar la mirada del prisionero.
— Si, así que mejor nos vamos antes de que tenga
una discusión – dijo Memma tratando de convencer a su hermano una vez más.
— ¿Quién eres tú? – pregunto el
prisionero a Memma, haciendo que este tragara un poco de saliva por lo
intimidante que era la mirada del prisionero – ¿Y quién es el tipo? – la mirada
del prisionero se trasladó a la de Naruto.
— ¡Tipo! – dijo Naruto ofendido.
— Bueno…nosotros…yo soy una
especie…eh…especie de misionero que esparce la palabra y… él es mi hermano
Naruto – dijo Memma muy nervioso por lo peligroso que era el varón al que le
había robado.
— ¿Cómo le va? – dijo Naruto muy
educadamente al prisionero.
— Creo que no es tan dobe…– dijo el
prisionero con burla.
— ¡De que está hablando! ¡Teme! – dijo
Naruto no dejándose insultar por un salvaje que en lugar de ofenderse lo miro
con diversión.
— Discúlpenme un momento – dijo el
varón gordo a los Namikaze al ver que uno de sus subordinados lo llamaba.
— Pregúntale de la caja – susurro Memma a su hermano una vez vio que el
varón gordo estaba lejos.
— Bueno, señor… nosotros encontramos su
pequeña cajita y venimos a preguntarle sobre ella…
— ¡No!
— ¿No?
— No…vinieron a preguntarme sobre Sunagakure – dijo el prisionero sin rodeos
mientras que Memma le pedía que bajara la voz.
— Pero…¿Cómo sabes que la caja
pertenece a Sunagakure? – pregunto Naruto en voz baja.
— Porque ahí fue donde la encontré,
estuve ahí…
— ¿Y cómo sabemos que no se trata de un
engaño? – pregunto Memma un poco más cerca de él.
— ¿Lo conozco? – dijo el prisionero
señalándolo pues la cara del joven varón se le hacía conocida.
— No, no, no … Tengo un rostro común…–
pero antes de que terminara recibió un puñetazo en la cara por parte del
prisionero, quien recibió por su acto también un golpe en la espalda por parte
de uno de los guardias que lo custodiaba.
— ¿En realidad estuvo en Sunagakure? –
dijo Naruto acercándose al varón; pasando por encima del cuerpo de su hermano
que estaba tirado al suelo, inconsciente.
— Si, estuve ahí – dijo el prisionero
con una sonrisa.
— Lo jura
— Cada maldito día
— No, no hablo de eso
— Se de lo que hablas, estuve ahí, la
casa de Setí, la ciudad de los muertos…
— Po-podría, decirme como se llega
hasta ahí – dijo Naruto con anhelo y al ver que el hombre le dijo con la cabeza
que sí. El doncel se acercó aún más al varón, se sacó el sombrero y se tapó el lado izquierdo de su rostro – La
localización exacta – preciso Naruto.
— ¿Exacta?
— Si
— ¿En verdad quieres saberlo?
— ¡Si! – dijo Naruto acercando más su
cara a la cara del varón, quien hizo una seña con su dedo para que se acercara más
aún y Naruto inocentemente lo hizo, pero para sorpresa del doncel, el varón lo
tomo de su mentón y le dio un beso en sus labios, para luego separarse sin
soltar el mentón del doncel.
— ¡Pues sáqueme de este lugar! – grito
el varón antes de que los guardias lo golpearan, claro que esta vez el varón
opuso resistencia más aún cuando los guardias empezaron a jalarlo hacia la
salida – ¡Hagaló! – volvió a decir el varón antes de desaparecer detrás de la
puerta.
Naruto que aún seguía en shock por el hecho de que ese salvaje varón le
había robado su primer beso, salió de su estado ante las últimas palabras del
varón.
— ¿A-a donde lo llevaran? – pregunto Naruto al varón gordo, quien había
vuelto a su lado en algún momento.
— ¡A la orca! Pero no se ponga triste, por
lo que veo realmente el pobre la paso muy bien antes de morir – dijo Saburo antes
de irse a ver la ejecución dejando a Naruto sin palabras por la noticia.
Naruto sin perder tiempo le encargo a un guardia que vio por allí que
despertara a su hermano, quien seguía aun inconsciente en el suelo; y se encamino
a darle el alcance al viejo gordo para poder hablar con él y lograr salvarle la
vida a ese salvaje y atrevido varón, que desafortunadamente representaba su
única oportunidad para llegar a Sunagakure. El doncel fue guiado por otro guardia
hacia el palco del jefe de la prisión, y mientras se sentaba a lado del viejo
gordo vio como el salvaje varón era llevado por unos guardias hacia la orca que
se encontraba en medio del patio.
— Le daré 100 yenes por salvarle la
vida – dijo Naruto a Saburo, rezando interiormente por que el varón aceptara su
oferta.
— Señorito, yo pagaría solo 100 yenes
por verlo colgar – dijo Saburo para dirigir nuevamente su mirada hacia el patio
y ver como el prisionero subía a la horca.
— ¡200 yenes! – volvió a intentar Naruto, no se daría por
vencido.
— ¡PROCEDAN! – grito Saburo a su
subordinado que oficiaría la ejecución.
— ¡300 yenes! – dijo Naruto al ver que
le ponían al salvaje varón la soga al cuello.
— ¡Tú último deseo puerco! – le decían
al prisionero mientras le ajustaban la soga al cuello.
— Si, quítame el nudo y déjame ir
— ¡Jefe! ¡Quiere que lo deje ir! –
grito el subordinado desde el patio a su jefe.
— ¡No lo dejaremos ir! – grito Saburo
de vuelta y el subordinado procedió a la ejecución.
— ¡500 yenes! – volvió a ofertar Naruto
casi duplicando su oferta anterior, lo que atrajo la atención del jefe de la
prisión
— ¿Y qué más?...Soy un varón muy…– dijo
Saburo mientras acariciaba la pierna de Naruto, quien ofendido por la sucia
proposición golpeo la mano del varón con el libro que tenía en sus manos. Sin
embargo esta acción causo que el varón gordo herido por el rechazo indicara a
su subordinara para que dejaran caer al prisionero, y eso pasó, sin embargo el
salvaje varón no murió – ¡Su cuello no se rompió! – grito el varón gordo
asombrado por la suerte del bastardo mientras los otros prisioneros, que habían
estado atentos a la ejecución se empezaron a alborotar por la suerte de su
compañero y darle gritos de apoyo al ver que este no intentaba sacarse la
cuerda que lo estaba asfixiando – Ahora veremos cómo se estrangula hasta morir…
— Él sabe dónde está Sunagakure – dijo
Naruto sacando su último recurso para salvar al prisionero.
— No es cierto – dijo el varón gordo
con incredulidad.
— ¡Nunca miento!
— Me está diciendo que este desgraciado
hijo de perra, sabe dónde está la ciudad de los muertos – miro hacia el prisionero que seguía tratando de sacarse la
soga pero solo lograba que esta se apretara aún más.
— Si
— ¿En serio?
— ¡SI! Y si lo suelta, le daremos el
10% – Naruto endulzo más el trato.
— 50%
— 20
— 40
— 30
— 25
Naruto sonrió – Echo
— ¡Ahi! – se lamentó Saburo al darse cuenta de
su error para luego dar la orden – ¡CORTEN LA SOGA!
Naruto observo como el ahora ex-prisionero cayó al suelo tociendo y
mientras los demás encarcelaros festejaban por la buena fortuna de su
compañero, este alzo su mirada hacia donde estaba él, causando que sus miradas
se cruzaran, y pudo notar que este con la mirada le agradecía el haberlo
salvado, suspiro, solo esperaba que en verdad el varón lo llevara a Sunagakure.
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